22/06/2011 - 06:33hs.
Una novedad esperable: Cristina candidata
Cristina Fernández de Kirchner confirmó hoy que será candidata a la presidencia de la Argentina. Lo hizo a su manera, atendiendo tanto a las formas como al hecho mismo y, como es habitual en su gobierno, sin demasiada prolijidad institucional. En cualquier caso, esas maneras cuentan poco. Análisis del sociólogo y analista de opinión pública, Manuel Mora y Araujo
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* Por Manuel Mora y Araujo

¿Alguien debería sorprenderse? Por lo pronto, casi ninguno de los veinticinco millones de votantes ponía en duda que ella sería la candidata oficialista. Las intenciones de voto que las encuestas venían midiendo tenían ya descontada su candidatura. El ciudadano argentino común no abrigaba duda alguna al respecto. Las dudas las cultivaba el mismo gobierno, en una operación táctica que solo surtió algún efecto porque muchos opositores -incluyendo medios de prensa opositores- confundían sus deseos con la realidad y alimentaban, entonces, la expectativa de que la presidenta, ya sea por estar supuestamente enferma, o aquejada de tristeza, o por simple comodidad, decidiera retirarse de la escena.

Postergando su decisión hasta el último momento -los plazos para inscribir candidaturas vencen este viernes- Cristina de Kirchner logró algunas cosas: en primer lugar, estar en el centro de la escena, consiguiendo que se hable a diario de la especulación acerca de si sería o no candidata. En segundo lugar, mantener la iniciativa en el espacio de la conversación política. En tercer lugar, congelar hasta último minuto la puja interna en su coalición por las candidaturas menores y mantener en vilo a quienes hubiesen podido aspirar, en el escenario alternativo, a sucederla.

En cuarto lugar, estimular el “operativo clamor”, la reiterada demanda a que presente su candidatura por parte de los dirigentes afines a su gobierno -efecto que se compensó notoriamente porque en varios casos el “clamor” provenía de algunos dirigentes a los que es mejor perderlos que encontrarlos, sobre todo en términos de votos-.

Así las cosas, Cristina de Kirchner será la candidata oficialista y va por su reelección. Las encuestas la muestran, desde hace meses, bien al frente, y muestran además al voto opositor disperso. Sin embargo, algunos hechos han producido efectos relevantes últimamente. El principal candidato opositor, Ricardo Alfonsín, sorprendió con una alianza en la provincia de Buenos Aires que lo posicionó inesperadamente en el ‘centro’ ideológico, un lugar más apropiado para una estrategia que apunta a sumar votos de todos lados.

Como podía esperarse, eso terminó de definir una candidatura de ‘centro izquierda’ -la del socialista Hermes Binner- que podría aspirar a quitar votos tanto a Alfonsín, por el lado del ‘centro’, como al gobierno, por el lado de la ‘izquierda’. La suma de estos hechos parece beneficiar, en el balance, a Alfonsín.

Pero además, se suceden hechos ajenos a la puja electoral que están golpeando al gobierno. No son sólo hechos que podían esperarse, porque el kirchnerismo es vulnerable a las campañas electorales y no supera su propensión a cometer error tras error en esas circunstancias, sino acontecimientos imprevistos.

Una feroz pelea con acusaciones recíprocas de corrupción entre altos funcionarios de una agencia del Estado, el escándalo -mayúsculo- del increíble Schoklender y las Madres de Plaza de Mayo, dos conflictos gremiales de grandes proporciones en la provincia de Santa Cruz, y la lluvia masiva de cenizas volcánicas en la Patagonia y gran parte del territorio argentino por la erupción de un volcán en Chile -que motivó declaraciones desafortunadas de la presidenta- todo eso se ha sumado en pocos días para infortunio del gobierno. Es improbable que estos hechos sean neutros para las intenciones de voto, aunque todavía no se sabe cual será el precio en votos que pagará el gobierno.

Aun así, es previsible que la presidenta continué liderando las encuestas con buenas posibilidades de imponerse en la primera vuelta. Falta conocer el nombre del candidato a vicepresidente y los ejes centrales de su campaña electoral. Ésta seguramente estará confundida con la comunicación del gobierno, como lo estuvo el anuncio de hoy a través de la cadena oficial de radiodifusión -un recurso del Estado y no de los candidatos-. Pero eso a los votantes les importará poco. Seguirán prestando atención a los hechos de la realidad de cada día, a las ofertas electorales alternativas que se les presenten y a la marcha de la economía, que es el factor dominante en la presente situación electoral argentina.

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