Su holding empresario crecerá, ahora, al calor del negocio hidroeléctrico: buena parte de las 182 mil hectáreas que posee a la vera del río Santa Cruz podrían ser expropiadas una vez que se construyan las represas Cóndor Cliff y La Barrancosa.
A cambio, Báez recibiría más dinero del que invirtió en los últimos dos años –27,3 millones de dólares–. Aún cuando en lugar de la expropiación se pusiera en marcha un mecanismo de subsidios –como ocurre en otros países con este tipo de obras–, Lázaro saldría beneficiado, porque en ese caso se quedaría con las propiedades y con el dinero del Estado.
“Las estancias de la zona tienen más de diez mil hectáreas cada una, por lo que se supone que la inundación afectará sólo a la parte que está a la vera del río. El resto de las tierras quedarán intactas”, explicó a PERFIL Mariana Zuvic, presidenta de la Coalición Cívica de Santa Cruz y autora de un informe especial sobre el grupo empresario de Báez.
Con llamativa coincidencia, el hombre de negocios oficialista empezó a comprar compulsivamente las tierras cuando en el sur recién se planeaba la puesta en marcha del proceso de licitación de la megaobra.
Aunque se trata de un proyecto ideado hace más de treinta años, el complejo hidroeléctrico tomó verdadero impulso cuando los Kirchner desembarcaron en la Casa Rosada hace casi seis años.
Luego de los estudios de impacto ambiental y de largos procesos burocráticos, en octubre de este año Cristina encabezó en Puerto Santa Cruz el acto de apertura de sobres de la oferta económica. Se estima que las obras empezarán a ejecutarse a principios de 2009 y que finalizarán en 2012. Las dos represas generarán el 16% de la oferta energética del país.
El inversor. Un hombre del entorno de Báez explica la lógica de compras compulsivas que, al principio, parecen sin sentido: “Lázaro es un hombre que piensa a futuro.
A diferencia de Cristóbal, que lo único que le interesa es recaudar a fin de mes los millones de las tragamonedas, Lázaro invierte a largo plazo”, explicó un hombre de su entorno .
Báez compró en 27,3 millones de dólares las estancias “El campamento”, “La Porteña”, “Cruz Aike”, “Río Bote”, “Ana”, “La Entrerriana”, “Verdadera Argentina”, “Alquinta” y “El Rincón”.
La adquisición, en la mayoría de los casos, se efectuó a través de una de las compañías del holding Báez, Austral Agro, aunque según dirigentes de la Coalición Cívica local hay campos que todavía figuran a nombre de sus antiguos dueños.
La ubicación de las tierras es estratégica para la construcción de las represas. La mayor parte de las hectáreas están sobre la margen derecha del río, muy cerca, y en algunos casos en el mismo lugar, de donde se va a levantar una de las dos hidroeléctricas, Cóndor Cliff, a 60 kilómetros del Lago Argentino.
El desnivel entre la superficie y el río es mínimo, por lo que la zona es inundable aún sin la intervención de la mano del hombre. Una vez que se construyan los espejos de agua de las dos centrales, los campos sufrirán más que nunca el anegamiento.
Tierras multipropósito. La última semana, Lázaro viajó a Corea del Sur para investigar cómo en ese país cultivan trigo y maíz en condiciones climáticas adversas. Quiere importar el modelo porque los campos que adquirió entre El Calafate y Río Gallegos no tienen receptividad para la actividad agropecuaria.
Y, al margen de tener en sus campos ganado bovino, el hombre fuerte de los negocios K apostaría al cultivo de cereales en el sur, donde hasta ahora, nadie pudo lograr convertirse en un agricultor.
Se sospecha que también pretende utilizar sus campos para la explotación de pozos de petróleo. “Si encuentra oro negro en sus tierras, las petroleras deberán pagar regalías al dueño de los campos”, especulan en la Patagonia. Lázaro tiene su propia empresa petrolera, Epsur.
Lázaro Báez inspira en los santacruceños versiones creíbles en algunos casos, y casi míticas en otros. Cuentan, por ejemplo, que a uno de los antiguos propietarios de tierras de Santa Cruz le llevó cinco millones de dólares en efectivo para comprarle la propiedad.
Y que le ofreció su avión privado para que el estanciero viajara a Buenos Aires y depositara semejante cantidad de dinero.
Lo cierto es que el empresario que tiene la mayor cantidad de tierras en la zona en la que se construirá el complejo fue denunciado por Elisa Carrió como “testaferro” del ex presidente Kirchner. En el pago chico de Lupo aseguran, al igual que Carrió, que “Lázaro es Kirchner”.
Fuente: Perfil.com